text
stringlengths
1
2.12k
A la exploración física presentaba una tumoración móvil y dolorosa en hipocondrio izquierdo<SPLIT>.
En su analítica no se observaron datos de interés<SPLIT>.
Se le realizó ecografía y TAC abdominal que demostraron la presencia de un tumor sólido<SPLIT>, heterogéneo<SPLIT>, de aproximadamente 8 cm de diámetro<SPLIT>, localizado en cola de páncreas con un contorno bien definido<SPLIT>, múltiples áreas quísticas y calcificaciones en su interior<SPLIT>.
Fue intervenida quirúrgicamente realizándole esplenopancreatectomía distal con exéresis de tumoración sólida de 8 cm de diámetro en íntimo contacto con la cara posterior de la cola del páncreas<SPLIT>.
La anatomía patológica fue informada como neoplasia epitelial papilar sólida-quística del páncreas<SPLIT>.
La evolución postoperatoria fue favorable<SPLIT>, y a los 14 años de su intervención la paciente realiza una vida normal y sus controles no presentan alteraciones<SPLIT>.
R. Fernando Martíneza<SPLIT>, C. Fuertes Rodrigoa<SPLIT>, G. Gómez Tenaa<SPLIT>, C. Gargallo Bernadb<SPLIT>, J. Galbe Sánchez-Venturac aMIR-Pediatría<SPLIT>.
Hospital Miguel Servet<SPLIT>, Zaragoza<SPLIT>.
España<SPLIT>.
bMIR-Medicina Familiar y Comunitaria<SPLIT>.
Hospital Miguel Servet<SPLIT>, Zaragoza<SPLIT>.
España<SPLIT>.
cPediatra<SPLIT>.
CS Torrero La Paz<SPLIT>, Zaragoza<SPLIT>.
España<SPLIT>.
F. es un chico de 14 años de origen ecuatoriano<SPLIT>, que vive en España desde hace nueve años<SPLIT>.
Un buen día<SPLIT>, durante la primavera<SPLIT>, acude directamente al Servicio de Urgencias del hospital pediátrico de referencia por presentar un cuadro de inicio agudo de unas dos horas de evolución de dolor centrotorácico sin fiebre<SPLIT>; se acompaña de sensación de "<SPLIT>falta de aire<SPLIT>"<SPLIT>.
No hay antecedentes traumáticos y lleva unos días tosiendo un poco<SPLIT>.
Hace tres semanas tuvo un episodio muy similar<SPLIT>.
En la exploración no se encuentra ninguna alteración<SPLIT>.
En la radiografía de tórax se aprecia una imagen de consolidación en el lóbulo superior derecho<SPLIT>.
Se realiza el diagnóstico de probable neumonía atípica y se prescribe tratamiento con amoxicilina y claritromicina<SPLIT>.
Desde el mismo Servicio de Urgencias se solicita una analítica básica y una serología de Mycoplasma pneumoniae<SPLIT>.
Los resultados estuvieron disponibles en cuatro días<SPLIT>; como parámetros a valorar destacan leucocitos 13 600<SPLIT>/<SPLIT>µl (<SPLIT>fórmula<SPLIT>: 72% neutrófilos<SPLIT>, 16% linfocitos y 7,8% monocitos<SPLIT>)<SPLIT>, velocidad de sedimentación globular 38 mm a la primera hora<SPLIT>; serología de Mycoplasma pneumoniae IgM positiva y proteína C reactiva 4,8 mg<SPLIT>/<SPLIT>dl<SPLIT>.
  Dos días después acude con su padre al centro de AP para comentar estos resultados y continuar con el seguimiento<SPLIT>.
Al pediatra le llama la atención la repetición del cuadro a lo largo de tres semanas<SPLIT>, la ausencia de fiebre y la densidad de la imagen radiológica<SPLIT>.
Al analizar los datos disponibles del niño en la historia clínica<SPLIT>, hay que destacar que hace cinco años el padre presentó un cuadro de neumonía tuberculosa acompañada de derrame peural y esputos que resultaron positivos para Mycobacterium tuberculosis<SPLIT>.
Estos datos y antecedentes no fueron facilitados por el padre al pediatra que le atendió en el Servicio de Urgencias<SPLIT>.
En aquel entonces se practicó en el niño una radiografía de tórax que fue normal<SPLIT>.
La prueba de tuberculina (<SPLIT>PTB<SPLIT>) mostró una induración de 20 x 20 mm con ampolla y esfacelación<SPLIT>.
El niño había sido vacunado con BCG al nacer<SPLIT>.
En su momento se prescribió isoniacida<SPLIT>, que estuvo tomando durante seis meses sin detectarse fallos en el cumplimiento<SPLIT>.
A la vista de estos datos<SPLIT>, se decidió repetir la PTB<SPLIT>, que volvió a mostrar una induración de 20 x 20 mm con ampolla y esfacelación<SPLIT>.
A continuación se solicitaron tres muestras de jugo gástrico para baciloscopia y cultivo<SPLIT>, cuyos resultados se muestran y que fueron idénticos en las tres muestras para ambas técnicas<SPLIT>: • Baciloscopia con tinción de Ziehl-Nielsen<SPLIT>: no se observan bacilos ácido-alcohol resistentes<SPLIT>, reacción en cadena de la polimerasa (<SPLIT>PCR<SPLIT>) a Mycobacterium tuberculosis positiva<SPLIT>; se realiza la detección de sensibilidad a isoniacida y rifampicina a partir de muestra directa por técnicas moleculares (<SPLIT>MTBDR plus<SPLIT>) y no se detecta mutación en el gen katG o inhA que codifica la resistencia para isoniacida<SPLIT>, lo que se interpreta como sensible aproximadamente en el 80% de las cepas<SPLIT>.
Tampoco se detecta mutación para rpoB<SPLIT>, que codifica la resistencia a rifampicina<SPLIT>, por lo que se interpreta también como sensible en el 90% de las cepas<SPLIT>, por lo que ambos fármacos podrían utilizarse en la pauta de tratamiento<SPLIT>.
• Cultivo de micobacterias<SPLIT>: aislamiento a los 12 días de Mycobacterium tuberculosis sensible a estreptomicina<SPLIT>, etambutol<SPLIT>, isoniacida<SPLIT>, pirazinamida y rifampicina<SPLIT>.
Tratamiento Se pautó tratamiento con isoniacida<SPLIT>, pirazinamida<SPLIT>, etambutol y rifampicina<SPLIT>.
Seguimiento Al mes de evolución<SPLIT>, el estado general es bueno pero surgen dudas por parte de Enfermería de AP acerca del cumplimiento correcto del tratamiento al evaluar las fechas de renovación de las recetas<SPLIT>.
Al mismo tiempo<SPLIT>, el padre expresa su preocupación por la dieta del niño puesto que come solo<SPLIT>, ya que los padres salen muy pronto de casa para trabajar<SPLIT>.
Este comentario del padre unido a las dudas de la enfermera alertan al pediatra de la posibilidad de incumplimiento del tratamiento<SPLIT>, dado que debe ingerir varias pastillas por la mañana<SPLIT>.
Se informa al Servicio de Infecciosos del hospital donde también es controlado y se mantiene una nueva entrevista con el padre<SPLIT>.
El padre manifiesta que tanto él como la madre se van de casa a las 06:00 horas para trabajar<SPLIT>, dejando al niño responsable de tomar su medicación<SPLIT>.
Ante este nuevo dato<SPLIT>, insistimos en la necesidad de que le den la medicación al irse y en las posibles consecuencias que tendría no tomar la medicación<SPLIT>, desde el punto de vista tanto individual como comunitario y de vigilancia sanitaria<SPLIT>.
Varón de 23 años de edad diagnosticado de vejiga hiperrefléxica secundaria a mielomeningocele<SPLIT>.
Portador de derivación ventrículo-peritoneal por hidrocefalia<SPLIT>.
A pesar del tratamiento médico el paciente presentaba clínica de incontinencia urinaria total<SPLIT>, con necesidad de usar colector peneano<SPLIT>, así como cuadros de pielonefritis de repetición de predominio en el lado derecho<SPLIT>.
En la cistografía se apreciaba la presencia de una vejiga de contorno festoneado<SPLIT>, de baja capacidad con un reflujo vesicoureteral pasivo grado III derecho y activo grado I izquierdo<SPLIT>.
Los datos de la cistografía fueron confirmados por el estudio urodinámico<SPLIT>.
Se realizó enterocistoplastia de ampliación laparoscópica con un segmento ileal destubularizado de 15 cm<SPLIT>.
La duración de la cirugía fue de 6 horas<SPLIT>.
La hemorragia fue de unos 100 cc. El postoperatorio cursó sin incidencias y se procedió al alta hospitalaria al noveno día postoperatorio<SPLIT>.
Tras 18 meses de seguimiento el paciente se encuentra continente y no ha tenido nuevos episodios de pielonefritis<SPLIT>.
La cistografía realizada a los 6 meses de la cirugía a desaparición del reflujo pasivo derecho y activo izquierdo<SPLIT>.
Sólo se evidenció la persistencia de un reflujo activo grado I derecho<SPLIT>.
Mujer de 26 años de edad<SPLIT>, sin antecedentes familiares de cáncer mamario y con antecedentes personales de resección de fibroadenoma en mama derecha 4 meses antes de acudir a nuestro Servicio<SPLIT>.
Con éste único antecedente<SPLIT>, se le propuso mastectomía subcutánea bilateral como "<SPLIT>tratamiento preventivo<SPLIT>" de un posible cáncer<SPLIT>.
La paciente no había sido suficientemente informada sobre las repercusiones de este procedimiento<SPLIT>.
No se le realizaron estudios de ecografía o mamografía complementarios<SPLIT>, ni estudios genéticos de BRCA 1 ó 2<SPLIT>.
A los 2 meses de la extirpación del fibroadenoma se le practicó mastectomía subcutánea bilateral en un hospital privado<SPLIT>, por un médico oncólogo en colaboración con un cirujano plástico<SPLIT>.
En la misma intervención se le colocaron implantes mamarios de solución salina de 400 cc<SPLIT>, redondos<SPLIT>, texturizados<SPLIT>, en plano subcutáneo<SPLIT>.
Cuando se le retiraron los puntos<SPLIT>, presentó dehiscencia de herida en ambas mamas<SPLIT>, practicándosele varios cierres secundarios sin resultado<SPLIT>, padeciendo también eritema<SPLIT>, aumento de la temperatura en ambas mamas y salida de material blanquecino por las heridas<SPLIT>.
En esa situación acude a nuestro Servicio<SPLIT>; habían pasado 2 meses desde la mastectomía<SPLIT>.
La paciente refería que no había solicitado unos implantes "<SPLIT>tan grandes<SPLIT>"<SPLIT>, ya que su volumen mamario tras la intervención era casi una copa más grande que el que tenía previamente<SPLIT>.
Se practicó tratamiento antibiótico por via oral durante 48 horas y al tercer día<SPLIT>, lavado quirúrgico y retirada de los implantes con regularización del borde de las heridas<SPLIT>, sutura y colocación de drenajes en circuito cerrado que se mantuvieron durante 3 días<SPLIT>.
Tres meses después se colocaron expansores mamarios redondos<SPLIT>, texturizados<SPLIT>, de 300 cc<SPLIT>, con válvula integradas<SPLIT>, en plano retromuscular<SPLIT>.
Se logró una expansión final de 320 cc y se mantuvieron durante 18 meses<SPLIT>; aunque la sustitución de los expansores por prótesis estaba prevista a los 6 meses<SPLIT>, la paciente rechazaba nuevas cirugías<SPLIT>.
En este tiempo<SPLIT>, comenzó a presentar dolor punzante en ambas mamas<SPLIT>, por lo que finalmente accedió a la retirada de los expansores y a la colocación de implantes de gel de silicona de 295 cc<SPLIT>, redondos y texturizados<SPLIT>, mediante abordaje periareolar<SPLIT>; se practicó también en este momento<SPLIT>, liberación de los polos mamarios inferiores<SPLIT>, disminución del tamaño del complejo pezón-areola y capsulotomía radial bilateral<SPLIT>.
En el postoperatorio<SPLIT>, se administró tratamiento antibiótico y antinflamatorio<SPLIT>; al mes de la cirugía<SPLIT>, se inició masaje manual y aplicación de ultrasonidos que se mantuvieron durante el 2º y el 3<SPLIT>er mes<SPLIT>, seguidos de Endermología durante el 4º mes<SPLIT>.
Dado que la paciente refería dolor punzante persistente<SPLIT>, se añadió tratamiento con Colchicina durante 5 meses a dosis de 1 mg<SPLIT>/<SPLIT>día<SPLIT>, que fue rebajada a 0,5 mg<SPLIT>/<SPLIT>día por intolerancia intestinal<SPLIT>.
Los 4 meses siguientes<SPLIT>, fue tratada con Talidomida a dosis de 50 mg<SPLIT>/<SPLIT>día<SPLIT>.
Dieciocho meses después de la colocación de los implantes<SPLIT>, la paciente seguía refiriendo molestias dolorosas<SPLIT>, sin embargo<SPLIT>, clínicamente las mamas estaban blandas y en el estudio con ultrasonidos no aparecieron datos sugerentes de ruptura protésica ni de presencia de contractura capsular<SPLIT>.
A los 3 años<SPLIT>, la paciente presentaba contractura capsular franca y dolor importante<SPLIT>, pero no aceptó un nuevo tratamiento quirúrgico por cambio de residencia al interior del país<SPLIT>.
Un año más tarde<SPLIT>, regresó solicitando tratamiento quirúrgico<SPLIT>, momento en el que procedimos a retirar los implantes y a realizar reconstrucción mamaria con TRAM pediculado bilateral<SPLIT>.
Se le había propuesto tratamiento microquirúrgico para disminuir la morbilidad de la pared abdominal preservando mayor cantidad de músculo recto abdominal<SPLIT>, pero la paciente lo rechazó<SPLIT>.
En la reconstrucción practicada no se emplearon implantes y fue necesario colocar una malla de Marlex<SPLIT>® para cubrir el defecto de la pared anterior del abdomen una vez levantados los dos colgajos pediculados<SPLIT>.
Presentamos imágenes del resultado postoperatorio a los 2,5 años de la reconstrucción<SPLIT>, 8 años después de la mastectomía inicial<SPLIT>.
El segundo caso es el de una niña de 10 años que fue derivada desde otro centro por baja visión sin causa orgánica aparente<SPLIT>.
La paciente presentaba un informe donde constaba una agudeza visual de 0,01 en ambos ojos con una refracción bajo cicloplejia de + 1,00<SPLIT>.
Todas las exploraciones oftalmológicas fueron normales<SPLIT>.
En las pruebas complementarias presentadas potenciales evocados visuales (<SPLIT>PEV<SPLIT>)<SPLIT>, electrorretinograma (<SPLIT>ERG<SPLIT>)<SPLIT>, angiofluoresceingrafía (<SPLIT>AFG<SPLIT>)<SPLIT>, tomografía axial computerizada (<SPLIT>TAC<SPLIT>)<SPLIT>, resonancia magnética (<SPLIT>RM<SPLIT>) tampoco se encontró ninguna alteración<SPLIT>.
Ante la sospecha de simulación<SPLIT>, ahondamos en la situación familiar<SPLIT>, escolar y social de la paciente<SPLIT>.
Se trataba de la menor de 4 hermanos<SPLIT>, con una gran diferencia de edad<SPLIT>, y en los últimos meses había comenzado a tener un mal comportamiento<SPLIT>, con bajas notas en el colegio<SPLIT>, dificultad en la integración con sus compañeros y<SPLIT>, además<SPLIT>, un esguince que le obligó a utilizar muletas<SPLIT>.
Se decidió realizar la prueba de confusión con lentes<SPLIT>: se colocó en una montura de pruebas una lente de + 6,00 y a continuación neutralizamos progresivamente con lentes negativas<SPLIT>.
La AV monocular fue de 0,8 y 0,6<SPLIT>, respectivamente<SPLIT>; y 0,8 en visión binocular<SPLIT>.
Los valores de estereopsis fueron normales<SPLIT>, de 40<SPLIT>"<SPLIT>.
Se habló con los padres para tranquilizarles sobre la situación de la niña<SPLIT>, y fue remitida de nuevo a su centro de referencia para control y seguimiento<SPLIT>.
Varón de 3 años de edad<SPLIT>, sin antecedentes familiares de deformidades congénitas ni patología detectada durante el embarazo<SPLIT>.
En la exploración física se apreció hipoplasia del antebrazo derecho con ausencia de rayos digitales tercero<SPLIT>, cuarto y quinto y desviación cubital de la mano en 60 grados<SPLIT>.
La movilidad de los dedos pulgar e índice era adecuada y con buena fuerza prensil<SPLIT>.
La sensibilidad se consideró normal en el examen de discriminación a dos puntos<SPLIT>.
Radiológicamente se apreció una hipoplasia cubital y radial a expensas de su tercio distal<SPLIT>, con sinostosis radiohumeral<SPLIT>, ausencia de los huesos del carpo de aparición temprana y ausencia del tercero<SPLIT>, cuarto y quinto rayos<SPLIT>.
La longitud total del radio fue de 5.8 cm<SPLIT>.
y 3.0 cm<SPLIT>.
la del cúbito<SPLIT>, mientras que en el antebrazo sano era de 12.0 cm para el radio y 12.4 cm<SPLIT>.
del cúbito<SPLIT>, lo que comparativamente correspondió a una deficiencia de 48.3% para el radio y 24.1% para el cúbito<SPLIT>.
El húmero del lado afectado tenía una longitud de 15.5 cm<SPLIT>.
y el del lado sano 17 cm<SPLIT>.
Se estableció el diagnostico de fallo en la formación longitudinal de miembro superior derecho<SPLIT>, postaxial<SPLIT>, grado IV de Bayne<SPLIT>, con moderado acortamiento longitudinal humeral<SPLIT>.
Decidimos realizar elongación ósea de los huesos del antebrazo por medio de la colocación de un distractor tipo transfixión<SPLIT>, uniplanar<SPLIT>, diseñado por JMY México<SPLIT>® de acuerdo a las características propuestas por Matev (<SPLIT>13<SPLIT>)<SPLIT>.
A pesar de que las longitudes del radio y del cúbito eran diferentes<SPLIT>, se realizó la distracción de ambos huesos de forma simultánea<SPLIT>.