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Se retiró este fármaco y a los dos meses la paciente había perdido 5<SPLIT>kg y los edemas de las piernas habían desaparecido<SPLIT>.
El edema macular no disminuyó y la agudeza visual a los tres meses seguía en 0,05 en ambos ojos<SPLIT>.
Paciente de 33 años de edad<SPLIT>, gestante de 34 semanas (<SPLIT>tercer embarazo<SPLIT>) con embarazo controlado y sin antecedentes de interés<SPLIT>, que ingresa por urgencias por presentar cefaleas<SPLIT>, dolor en epigastrio y visión borrosa de 3 días de evolución<SPLIT>.
La paciente presentaba una tensión arterial (<SPLIT>TA<SPLIT>) de 210/130 mmHg<SPLIT>.
En la exploración física llamaba la atención la existencia de edema (<SPLIT>+ + +<SPLIT>) en ambos miembros inferiores<SPLIT>, con fóvea<SPLIT>.
En los datos de laboratorio destacaban la elevación de las transaminasas y de la bilirrubina<SPLIT>, y un discreto descenso de las plaquetas<SPLIT>: hematíes 4,52<SPLIT>; hemoglobina12 gr<SPLIT>.
/<SPLIT>dl<SPLIT>; hematocrito 35% (<SPLIT>estos datos en una embarazada sugieren hemoconcentración<SPLIT>)<SPLIT>; plaquetas 150<SPLIT>; estudio de coagulación<SPLIT>: normal<SPLIT>; creatinina 1,48 mg<SPLIT>/<SPLIT>dl<SPLIT>; aspartato amino transferasa (<SPLIT>A.S.T.<SPLIT>)<SPLIT>: 885,2 unidades internacionales (<SPLIT>U.I.<SPLIT>)<SPLIT>; alanina amino transferasa (<SPLIT>A.L.T.<SPLIT>)<SPLIT>: 334 U.I.<SPLIT>; bilirrubina total<SPLIT>: 4,41 mg<SPLIT>/<SPLIT>dl<SPLIT>.
; la proteinuria era de 500 mg<SPLIT>/<SPLIT>dl<SPLIT>.
Dado el mal estado general de la paciente no fue posible determinar la agudeza visual<SPLIT>.
En la oftalmoscopia se observaba un edema de ambos discos ópticos con desprendimientos serosos de la retina<SPLIT>, afectando a ambas máculas<SPLIT>, bulloso en el ojo derecho y algo más plano en el izquierdo<SPLIT>.
Existían hemorragias en el polo posterior de los dos ojos y estrechamientos focales de las arterias retinianas<SPLIT>.
La enferma ingresó en la Unidad de Cuidados Intensivos donde se inició perfusión con Labetalol (<SPLIT>5 mg por ml<SPLIT>, 10 ml cada hora<SPLIT>) y se pautó Enalapril intravenoso (<SPLIT>IV<SPLIT>) (<SPLIT>1 mg cada 6 horas<SPLIT>)<SPLIT>.
La TA disminuyó aunque no alcanzó niveles normales<SPLIT>.
Ante esta situación se realizó cesárea urgente obteniéndose feto varón de 1.800 gramos<SPLIT>.
Tras la cesárea la paciente sufrió oliguria de la que se recuperó posteriormente<SPLIT>.
Se produjo la normalización de las transaminasas<SPLIT>, bilirrubina<SPLIT>, plaquetas y diuresis<SPLIT>, y se consiguió el control de la TA con tratamiento antihipertensivo<SPLIT>.
La enferma fue vista de nuevo por nuestro Servicio a los 5 días presentando<SPLIT>: una agudeza visual de 1.0 en el ojo derecho y de 1.0 difícil en el izquierdo<SPLIT>.
La presión intraocular era de 14 mmHg en ambos ojos y la biomicroscopia de cámara anterior era normal<SPLIT>.
En el fondo de ojo se observaba la persistencia de los desprendimientos serosos maculares aunque ya planos<SPLIT>.
En ambos ojos persistía el edema del disco óptico y el desprendimiento exudativo peripapilar<SPLIT>.
En el ojo derecho existía un desprendimiento bulloso con nivel<SPLIT>, situado entre las arcadas vasculares inferiores<SPLIT>, en la zona nasal e inferior al disco<SPLIT>.
En el ojo izquierdo era posible distinguir una línea de demarcación temporal a la mácula delimitando el desprendimiento seroso<SPLIT>, inicialmente bulloso<SPLIT>.
En las fases precoces de la angiografía fluoresceínica se observaba un retraso en el llenado de la coriocapilar<SPLIT>, muy evidente a nivel peripapilar<SPLIT>.
Las fases más avanzadas mostraban focos de difusión progresiva en el espacio subpigmentario y subretiniano<SPLIT>, con llenado progresivo de las zonas de desprendimiento seroso<SPLIT>.
A los 30 días del ingreso<SPLIT>, los vasos tenían un aspecto normal<SPLIT>, habían desaparecido los desprendimientos<SPLIT>, así como el edema de papila y las hemorragias<SPLIT>.
Únicamente persistía la línea de demarcación en el ojo izquierdo<SPLIT>.
En las zonas donde anteriormente habían estado los desprendimientos se observaban áreas focales de hiper e hipopigmentación<SPLIT>.
A los tres meses la paciente se había recuperado<SPLIT>, siendo su agudeza visual de 1.0 en los dos ojos<SPLIT>.
En el examen de fondo de ojo sólo era destacable la presencia de alteraciones focales de hiper e hipopigmentación donde la retina había estado desprendida<SPLIT>.
Hombre de 77 años derivado al servicio de Urgencias hospitalario desde su centro de salud para valoración de hematemesis<SPLIT>.
Como antecedentes personales el paciente refería sangrado digestivo alto dos años antes<SPLIT>, en contexto de toma de aspirinas por proceso catarral<SPLIT>, así como crisis renoureterales (<SPLIT>CRU<SPLIT>) de repetición y asma<SPLIT>.
No se disponía en ese momento de más información relativa a sus antecedentes personales<SPLIT>.
Se encontraba tomando tratamiento inhalatorio antiinflamatorio-broncodilatador<SPLIT>; por voluntad propia el paciente había suspendido recientemente el tratamiento habitual con omeprazol<SPLIT>.
Diagnosticado tres días antes de CRU en su centro de salud por dolor lumbar bajo de perfil cólico irradiado a cuadrante inferior izquierdo (<SPLIT>CII<SPLIT>)<SPLIT>, había recibido diclofenaco intramuscular y aspirinas a demanda<SPLIT>, con alivio parcial<SPLIT>.
Ante la presentación de hematemesis<SPLIT>, se deriva para valoración<SPLIT>.
En el servicio de Urgencias el paciente refiere<SPLIT>, además de dicho dolor lumbar irradiado<SPLIT>, que reconoce como de características similares a CRU previas<SPLIT>, la presentación en las últimas ocho horas de ardor de estómago<SPLIT>, así como temblor al levantarse de la cama e inestabilidad<SPLIT>, que ha condicionado caída y traumatismo nasal<SPLIT>.
Asimismo<SPLIT>, había presentado en este período tres vómitos de contenido sanguinolento<SPLIT>.
En la exploración física destacaban buen estado general<SPLIT>, TA de 70/50 mm de Hg con relleno capilar normal<SPLIT>, FC de 90 lpm<SPLIT>, ta de 36<SPLIT>º C<SPLIT>; nauseoso<SPLIT>, con palidez concomitante a las náuseas<SPLIT>, pero basalmente normocoloreado<SPLIT>; herida en puente nasal con restos de sangrado en fosas nasales y restos en “<SPLIT>posos de café<SPLIT>” en comisuras labiales<SPLIT>; abdomen doloroso a la palpación profunda en CII<SPLIT>, sin signos de irritación peritoneal ni aparentes masas y tacto rectal negativo para sangre y melenas<SPLIT>.
Se extrajeron muestras para analítica y pruebas cruzadas y se inició sueroterapia por dos vías venosas periféricas<SPLIT>, que consiguieron remontar las cifras tensionales sin normalizarlas<SPLIT>.
En la analítica<SPLIT>, Hb<SPLIT>, 12,9 g<SPLIT>/<SPLIT>dL<SPLIT>, Hto<SPLIT>.
36,1%<SPLIT>, leucocitos 27.500<SPLIT>/<SPLIT>µL con 87% de neutrófilos<SPLIT>, plaquetas y coagulación normales<SPLIT>; urea 52 mg<SPLIT>/<SPLIT>dL<SPLIT>, creatinina 2,86 g<SPLIT>/<SPLIT>dL<SPLIT>; resto normal<SPLIT>.
Ante esta situación de inestabilidad hemodinámica y hematemesis en paciente con antecedentes de hemorragia digestiva alta y tratamiento actual con fármacos potencialmente gastrolesivos<SPLIT>, se solicitó endoscopia urgente<SPLIT>.
La endoscopia inmediata objetivó esófago con mucosa de aspecto claramente isquémico desde los 30 cm y necrótico hasta los 38 cm<SPLIT>, así como fundus<SPLIT>, cuerpo gástrico<SPLIT>, incisura y antro normales<SPLIT>, con algún resto hemático mínimo<SPLIT>.
Durante la realización de la endoscopia el paciente entró en parada cardiorrespiratoria por actividad eléctrica sin pulso<SPLIT>.
Las maniobras de resucitación resultaron infructuosas y el paciente falleció<SPLIT>.
La necropsia reveló esofagitis aguda necrotizante erosiva en los 14 cm distales y arteriosclerosis aórtica<SPLIT>, predominantemente abdominal y en bifurcación de ilíacas<SPLIT>, con aneurisma sacular en aorta abdominal de 13 cm de longitud y 8 cm de diámetro roto<SPLIT>, hemorragia retroperitoneal masiva de 3.000 cc<SPLIT>, aproximadamente<SPLIT>, y extensión a cavidad peritoneal<SPLIT>.
Paciente de 65 a<SPLIT>.
de edad<SPLIT>, que presentaba una elevación progresiva de las cifras de PSA desde 6 ng<SPLIT>/<SPLIT>ml a 12 ng<SPLIT>/<SPLIT>ml en el último año<SPLIT>.
Dicho paciente había sido sometido un año antes a una biopsia transrectal de próstata ecodirigida por sextantes que fue negativa<SPLIT>.
Se decide<SPLIT>, ante la elevación del PSA<SPLIT>, realizar una E-RME previa a la 2ª biopsia transrectal<SPLIT>, en la que se objetiva una lesión hipointensa que abarca zona central i periférica del ápex del lóbulo D prostático<SPLIT>.
El estudio espectroscópico de ésta lesión mostró una curva de colina discretamente más elevada que la curva de citrato<SPLIT>, con un índice de Ch-Cr<SPLIT>/<SPLIT>Ci > 0,80<SPLIT>, que sugería la presencia de lesión neoplásica<SPLIT>, por lo que se biopsia dicha zona por ecografía transrectal<SPLIT>.
La AP de la biopsia confirmó la presencia de un ADK próstata Gleason 6<SPLIT>.
Paciente de 18 años de edad y sexo femenino que fue operada de su extrofia de cloaca (<SPLIT>reconstrucción de los tractos intestinal y urinario<SPLIT>) en otro centro asistencial<SPLIT>, y que llega a nuestro Servicio presentando ausencia de pared abdominal anterior<SPLIT>, piel inestable<SPLIT>, eventración púbica<SPLIT>, numerosas secuelas cicatrizales y un reservorio urinario incontinente<SPLIT>.
Se programa reconstrucción de la pared<SPLIT>, eventroplastia y plastia del ostoma urinario<SPLIT>, trabajando en equipo con el Servicio de Cirugía y Urología Infantil<SPLIT>.
1<SPLIT>er Tiempo quirúrgico<SPLIT>: Consistió en la colocación de 2 expansores rectangulares de 1000<SPLIT>cc. (<SPLIT>con capacidad de expansión hasta 1500<SPLIT>cc<SPLIT>) y de 15,2 cm<SPLIT>.
de largo x 7,3 de ancho con válvula remota (<SPLIT>Silimed<SPLIT>®<SPLIT>) por debajo del tejido celulo<SPLIT>- graso abdominal y por encima de la aponeurosis del músculo oblicuo mayor en posición subcostal y lateral<SPLIT>.
La expansión se realizó a un ritmo de entre 50 y 100 cc de solución fisiológica con intervalos de 1 semana a 20 días<SPLIT>, según la tolerancia de la paciente<SPLIT>, hasta llegar a 1300<SPLIT>cc. 2<SPLIT>do Tiempo quirúrgico<SPLIT>: Finalizada la expansión se programa la cirugía de la pared y del ostoma urinario<SPLIT>.
El equipo de Cirugía Plástica Infantil retiró los expansores y el cirujano urólogo realizó la plastia del ostoma urinario<SPLIT>.
A continuación ambos equipos quirúrgicos procedieron a la reconstrucción de los tercios superior y medio de la pared utilizando los tejidos remanentes de la vaina del recto abdominal<SPLIT>, músculo recto abdominal y tejido cicatricial remanente<SPLIT>.
En el tercio inferior y pubis<SPLIT>, debido a la ausencia de tejido<SPLIT>, se decide la utilización de una malla protésica de polipropileno (<SPLIT>Prolene<SPLIT>®<SPLIT>) de 15 x 10 cm por encima del tejido laxo cicatricial que cubre la eventración<SPLIT>, anclando la misma a los huesos púbicos y al músculo oblicuo mayor de ambos lados<SPLIT>.
La reconstrucción de la piel y de los tejidos celulo-grasos se logra con el avance de los tejidos laterales expandidos<SPLIT>.
La paciente evolucionó favorablemente sin complicaciones efectuándose la cirugía reconstructiva de vagina un año más tarde<SPLIT>.
A pesar de la diastásis púbica de casi 17<SPLIT>cm<SPLIT>.
la paciente no presenta alteraciones en la marcha y por decisión propia no se le ha realizado tratamiento alguno<SPLIT>.
Mujer de 60 años con sarcoma osificante en la porción inferior de la región paraespinal derecha y afectación de 5 arcos costales<SPLIT>, de 1 año de evolución<SPLIT>.
Se efectuó exéresis tumoral que originó un defecto de 10 por 15 cm<SPLIT>, en la región posterior del tórax<SPLIT>, que incluía la extirpación parcial de los arcos posteriores de 3 vértebras<SPLIT>.
La paciente recibió radioterapia intraoperatoria y a continuación se efectuó reconstrucción inmediata mediante plancha de Gore-tex<SPLIT>® envuelta a modo de sandwich con colgajo de músculo recto abdominal<SPLIT>, desepidermizado<SPLIT>, con isla de piel horizontal<SPLIT>, rotado intratorácicamente e introducido por una ventana realizada a nivel anterior de hemitórax derecho<SPLIT>, sobre la octava costilla<SPLIT>.
La rotación permitió que el colgajo discurriera por encima del hemidiafragma derecho para cubrir sin incidencias la zona posteromedial<SPLIT>.
La paciente fue dada de alta a los 10 días de la intervención<SPLIT>, sin incidencias<SPLIT>.
Tras 18 meses de postoperatorio<SPLIT>, no hay signos de recidiva de la enfermedad y no hay alteraciones ventilatorias<SPLIT>.
Presentamos el caso de una paciente de 69 años con antecedentes de hipertensión arterial e hipercolesterolemia<SPLIT>, afecta de insuficiencia renal crónica terminal de etiología no filiada<SPLIT>, con anemia nefrogénica tratada con factores estimulantes de la eritropoyesis e hiperparatiroidismo secundario<SPLIT>.
La diuresis residual se situaba en torno a 200 ml<SPLIT>.
al día<SPLIT>.
En el año 2004 inicia tratamiento sustitutivo de la función renal mediante hemodiálisis<SPLIT>, entrando posteriormente en lista de espera de trasplante renal<SPLIT>.
Recibe en enero de 2008 un trasplante renal de donante cadáver en fosa ilíaca derecha<SPLIT>.
El postoperatorio es correcto salvo dos complicaciones médicas<SPLIT>: desarrollo de diabetes mellitus que precisa administración de insulina y toxicidad por anticalcineurínicos<SPLIT>, la cual supone que inicialmente el injerto no sea funcionante<SPLIT>.
Es dada de alta en la quinta semana tras la intervención con creatinina de 0,9 mg<SPLIT>/<SPLIT>dl y diuresis del orden de 2000 ml<SPLIT>.
al día<SPLIT>, recibiendo triple terapia inmunosupresora con prednisona<SPLIT>, tacrolimus y micofenolato mofetil<SPLIT>.
Reingresa dos semanas después por un cuadro consistente en importante edema en miembro inferior derecho y deterioro de la función renal<SPLIT>, con disminución de la diuresis y elevación de la concentración de creatinina en plasma hasta 2 mg<SPLIT>/<SPLIT>dl<SPLIT>.
Mantenía un buen estado general<SPLIT>, estando ausentes la fiebre y las manifestaciones hemodinámicas<SPLIT>.
La ECO demuestra una gran colección peri-injerto<SPLIT>, estudiada posteriormente con TAC<SPLIT>, que se extiende desde un nivel algo más craneal que la bifurcación aórtica hasta el recto<SPLIT>, produciendo compresión de los vasos ilíacos y deplazamiento de la vejiga<SPLIT>.
La punción percutánea y colocación de pig-tail para drenar la colección se sigue de una gran mejoría de los síntomas y el análisis bioquímico del líquido obtenido (<SPLIT>creatinina 1,67 mg<SPLIT>/<SPLIT>dl<SPLIT>, Na 146 mEq<SPLIT>/<SPLIT>l<SPLIT>, K 4,3 mEq<SPLIT>/<SPLIT>l<SPLIT>) confirma la sospecha clínica de linfocele<SPLIT>.
Se indica tratamiento quirúrgico<SPLIT>, llevando a cabo<SPLIT>, una vez descartada la infección<SPLIT>, marsupialización del linfocele a cavidad peritoneal por vía laparoscópica<SPLIT>.
La paciente recibe el alta quirúrgica el tercer día postoperatorio<SPLIT>, con función renal normal y asintomática<SPLIT>.
En la TAC de control a los 14 días se comprueba la resolución del linfocele
Paciente varón de 28 años de edad que sufre un traumatismo contuso en su ojo izquierdo durante una agresión<SPLIT>.
En la exploración inicial de urgencia se aprecia en dicho ojo una importante reducción de AV debido a un hifema<SPLIT>, la PIO era 8 mmHg y en el fondo de ojo se apreciaba un edema de Berlin<SPLIT>.
El paciente es tratado con reposo relativo<SPLIT>, cicloplejía<SPLIT>, corticoides tópicos y sistémicos<SPLIT>.
Tras la reabsorción del hifema<SPLIT>, la AV mejoró a 1<SPLIT>, pero la PIO era de 4 mmHg<SPLIT>, por lo que se continúa tratamiento con restricción de esfuerzos físicos<SPLIT>, atropina 1% y corticoides tópicos<SPLIT>, a pesar de lo cual la hipotonía ocular persiste (<SPLIT>4-6 mmHg<SPLIT>)<SPLIT>, la AV se reduce llegando a 0,4 y se van desarrollando pliegues retinocoroideos y edema de papila<SPLIT>.
La supresión de los corticoides tópicos tampoco mejoró el cuadro clínico<SPLIT>.
El estudio gonioscópico muestra un ángulo abierto grado IV sin otras alteraciones<SPLIT>.
Diez meses tras el traumatismo se le realiza una biomicroscopía ultrasónica (<SPLIT>BMU<SPLIT>) que objetiva un desgarro de la raíz de iris en la zona nasal con desprendimiento ciliocoroideo de 360°<SPLIT>.
La tomografía de coherencia óptica (<SPLIT>OCT<SPLIT>) muestra un engrosamiento foveal (<SPLIT>326 micras<SPLIT>)<SPLIT>.
Dada la ausencia de respuesta al tratamiento conservador se decide practicar una ciclopexia transescleral con láser diodo de contacto utilizando la sonda G del láser diodo Oculight SLx (<SPLIT>Iris Medical Instruments<SPLIT>, Mountain View<SPLIT>, California<SPLIT>)<SPLIT>, El procedimiento fue realizado bajo anestesia retrobulbar y se aplicaron 2 hileras de 10 impactos cada una (<SPLIT>potencia 3 watios<SPLIT>, tiempo de exposición 3 segundos<SPLIT>) sobre el área de ciclodiálisis descrita con la BMU<SPLIT>.
En las primeras 24 horas no se observaron cambios en la AV ni en la PIO<SPLIT>, pero a partir de la semana se observó un ascenso gradual de la PIO<SPLIT>, siendo al 6° mes de 12 mmHg<SPLIT>, lo que se acompañó de mejoría de AV y reducción progresiva del edema de papila<SPLIT>, pliegues coriorretinianos y del grosor foveal<SPLIT>.
Mediante BMU se comprobó el cierre de la ciclodiálisis mediante una sinequia anterior periférica y la desaparición del desprendimiento coroideo<SPLIT>, que justifican la normalización de la PIO<SPLIT>.
Al año de seguimiento la AV era de 1 y la PIO de 14 mmHg<SPLIT>.
Varón de 80 años de edad con antecedentes de diabetes tipo II en tratamiento con insulina<SPLIT>, IMA de cara inferior y hepatopatía crónica secundaria a enolismo<SPLIT>.
A finales de 2002<SPLIT>, en el contexto de estudio por anemia microcítica se le practicó una gastroscopia en la que se detectó la presencia de dos lengüetas de tejido ectópico que ascendían unos 20 mm desde la línea Z esofágica<SPLIT>.
Se tomaron biopsias de las lengüetas que confirmaron la presencia de metaplasia intestinal sin displasia<SPLIT>.