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Vestibulopatía unilateral aguda
Vértigo agudo severo debido a enfermedad del oído interno
VIH E HIPERCOLESTEROLEMIA
VIH y altos niveles de colesterol
Virus respiratorio sincitial (VRS)
Virus respiratorio sincitial (VRS) puede infectar los pulmones y la tráquea
Vitíligo
El vitíligo es un transtorno crónico de la piel caraterizado por la pérdidad irregular del color de la piel
Voluntarios sanos (Prevención de la enfermedad patógena extraintestinal invasiva Escherichia coli (ExPEC))
Voluntarios Sanos (Prevención de Infección por E. Coli)
Voluntarios sanos, con o sin comorbilidades (Prevención de la COVID-19 mediada por SARS-CoV-2)
Voluntarios sanos, algunos de los cuales pueden tener una afección médica subyacente (Prevención de la COVID-19)
Vulvovaginitis bacteriana o candidiásica
Infecciones vaginales por hongos o bacterias
Xeroftalmia de moderada a grave
Sequedad ocular de moderada a grave
zonas donantes en injertos de piel de espesor parcial
Heridas en la piel que resultan de la extracción de las capas superiores de la piel con el fin de trasnplantarlas en el propio paciente para cubrir otras lesiones.
El cáncer de próstata es muy poco común en los hombres menores de 50 años; la incidencia aumenta rápidamente con cada decenio posterior.
El cáncer de próstata es más común en los hombres de edad avanzada.
Los hombres afroamericanos tienen una mortalidad más alta por cáncer de próstata, incluso después de intentar un ajuste por factores de acceso a la atención.
El cáncer de próstata es más común en los hombres afroamericanos que en los hombres blancos.
La supervivencia varía según el estadio en el momento del diagnóstico, y se supone que los exámenes de detección identifican algunos cánceres en estadios más tempranos que si no se realizaran, lo que conlleva a una disminución de la mortalidad.
Los ensayos de exámenes de detección del cáncer también se realizan para averiguar si la detección temprana (identificar el cáncer antes de que cause síntomas) ayuda a una persona a vivir más tiempo o disminuye la probabilidad de morir por la enfermedad.
Perjuicios de los exámenes de detección
Los exámenes de detección presentan riesgos
El melanoma, aunque poco frecuente, es el cáncer de piel más común en los niños, seguido del carcinoma de células basales (CCB) y el carcinoma de células escamosas (CCE).
Si bien el melanoma es poco común, es el cáncer de piel más frecuente en los niños.
Las afecciones relacionadas con un aumento del riesgo de melanoma en niños y adolescentes son las siguientes:
Los factores de riesgo del melanoma infantil son los siguientes
Exposición a luz solar ultravioleta (UV).
Exposición a la luz solar natural o artificial (como la de las cámaras de bronceado)
Para los niños y adolescentes con cáncer se debe considerar la derivación a centros médicos que cuenten con un equipo multidisciplinario de especialistas en oncología con experiencia en el tratamiento de los cánceres que se presentan en la niñez y la adolescencia.
El tratamiento de los niños con melanoma lo debe planificar un equipo de médicos experto en el tratamiento del cáncer infantil.
Por lo general, los ensayos clínicos para los niños y adolescentes con cáncer se diseñan a fin de comparar un tratamiento que parece mejor con el tratamiento actual aceptado como estándar.
Los ensayos clínicos se llevan a cabo para saber si los tratamientos nuevos para el cáncer son inocuos (seguros) y eficaces, o mejores que el tratamiento estándar.
Las reacciones comunes o normales que acompañan la aflicción del duelo abarcan componentes como los siguientes:
Entre las reacciones comunes de aflicción están las siguientes:
Ansiedad derivada del sufrimiento por la separación.
Sentir ansiedad por el sufrimiento de estar separado de un ser querido
El luto se define como la expresión pública de la aflicción del duelo.
El luto es la forma en que la persona expresa su aflicción en público.
El duelo se define como la situación objetiva que uno enfrenta después de perder a una persona importante debido a la muerte.
El duelo es el período de tristeza después de perder una persona querida que murió.
En general, las reacciones del duelo normal o común se caracterizan por un movimiento gradual hacia la aceptación de la pérdida y, a pesar de que el funcionamiento diario es muy difícil, se logra seguir con las actividades cotidianas básicas.
Durante la aflicción normal, la persona de duelo va hacia adelante aceptando la pérdida y es capaz de continuar normalmente con su vida diaria aunque le resulte difícil.
Muchas personas en duelo viven períodos de sufrimiento muy intensos de duración limitada (por ejemplo, 20 a 30 minutos), que se conocen de distintas formas como punzadas, oleadas o crisis del duelo.
Los estallidos o punzadas de aflicción son períodos cortos (20 a 30 minutos) de sufrimiento muy intenso.
Con el tiempo, la mayoría de las personas en duelo presentarán los síntomas con menor frecuencia, por periodos más breves o de menor intensidad.
Durante la aflicción normal, los síntomas se presentarán menos seguido y se sentirán menos graves a medida que pasa el tiempo.
Aflicción crónica durante el duelo: modelo que acentúa la duración prolongada de los síntomas de aflicción del duelo.
Aflicción crónica: modelo de aflicción en el que los síntomas de una aflicción común duran un tiempo mucho más largo que lo habitual.
La repercusión de una pérdida inesperada está moderada por la autoestima y la percepción de control, es decir, las personas en duelo con autoestima baja o un sentido de que la vida es incontrolable padecen más depresión y problemas somáticos después de una muerte inesperada que las personas en duelo con mayor autoestima o un sentido de control más alto.
Es más probable que las personas que perdieron un ser querido y tienen baja autoestima o sienten que no pueden controlar la vida tengan una reacción de afección complicada después de una pérdida inesperada.
Los estudios que revelan un beneficio de la religión tienden a medir la participación religiosa como la asistencia regular a la iglesia, y concluyen que el beneficio de la participación se relaciona con un mayor nivel de apoyo social.
En algunos estudios se observó que la religión ayuda a las personas a enfrentarse mejor con la aflicción.
En general, los hombres experimentan más consecuencias negativas que las mujeres después de perder a un cónyuge.
En general, los hombres tienen más problemas que las mujeres después de la muerte de un cónyuge.
Los hombres también tienden a presentar mayores grados de depresión y de consecuencias negativas para la salud en general que las mujeres después de la muerte del cónyuge.
Los hombres tienden a sufrir una depresión peor y más problemas de salud que las mujeres después de una pérdida.
Algunos investigadores han indicado que el mecanismo que explica esta diferencia es que el grado de apoyo social que se proporciona a los hombres en duelo es más bajo que el de las mujeres en duelo.
Algunos investigadores piensan que esto se puede deber a que los hombres reciben menos apoyo social después de una pérdida.
En general, las personas jóvenes que elaboran un duelo presentan más dificultades después de una pérdida que las personas mayores.
En general, las personas jóvenes que están de duelo tienen más problemas después de una pérdida que las personas de más edad que están de duelo.
Sin embargo, también se considera que las personas más jóvenes que elaboran un duelo pasan por más dificultades durante el período inicial después de la pérdida, pero se recuperan más rápido porque tienen más acceso a diversos tipos de recursos (por ejemplo, apoyo social) que las personas de más edad.
Sin embargo, la gente joven que está de duelo se puede recuperar más rápido que las personas de más edad en la misma situación porque tiene más recursos y apoyo social.
Sin embargo, como se mencionó antes, la falta de apoyo social es un factor de riesgo para los desenlaces desfavorables del duelo
La falta de apoyo social aumenta la probabilidad de tener problemas al enfrentarse con una pérdida.
La mayoría de las personas en duelo experimentan reacciones emocionales, físicas y sociales dolorosas y de sufrimiento; sin embargo, la mayoría de los investigadores concuerdan en que muchas de las personas en duelo se adaptan conforme pasa el tiempo, por lo general dentro de los primeros 6 meses a 2 años.
La mayoría de las personas que están de duelo se abren paso por la aflicción y se recuperan dentro de los seis meses y dos años.
Tratamiento farmacológico de la depresión relacionada con el duelo
A veces, la depresión relacionada con la aflicción se trata con medicamentos.
Algunos profesionales de la salud argumentan que es difícil diferenciar la tristeza, el sufrimiento o aflicción que acompañan el duelo normal, de la tristeza y el sufrimiento que acompañan la depresión, además que no se justifica un tratamiento farmacológico para un proceso emocional normal.
Algunos profesionales de la salud piensan que la depresión es una parte normal de la aflicción y no se necesita tratar
A pesar de que la experiencia de la pérdida es única y muy individualizada, varios factores afectan la manera en la que el niño elabora el duelo:
Aunque la aflicción es diferente para cada niño, hay varios factores que pueden afectar el proceso de la aflicción de un niño
Formas de satisfacer las necesidades de atención continuada del niño.
El modo en que el niño continúa siendo cuidado.
Estilos de los progenitores para afrontar el estrés.
La manera en que los padres hacen frente a la tensión.
Los niños no reaccionan ante la pérdida de la misma forma que los adultos y tal vez no demuestren sus sentimientos en forma tan abierta como lo hacen los adultos.
Los niños no reaccionan de la misma manera que los adultos ante una pérdida. Los niños que están afligidos pueden no mostrar sus sentimientos tan abiertamente como los adultos.
Las familias suelen interpretar en forma incorrecta este comportamiento como que el niño no entiende en realidad la muerte o que ya la superó.
A menudo, las familias piensan que el niño no entiende realmente la pérdida o que su aflicción pasó rápidamente.
la mente de los niños los protege de pensamientos y sentimientos que no pueden manejar por ser demasiado intensos.
La mente de los niños los protege de lo que es demasiado difícil de manejar emocionalmente.
Las expresiones de la aflicción del duelo en los niños son intermitentes porque ellos no exploran de manera racional todos sus pensamientos y sentimientos como lo hacen los adultos.
Los niños no pueden analizar sus pensamientos y sentimientos como los adultos.
Los sentimientos intensos de rabia y el miedo al abandono o a la muerte a veces son conductas notorias en los niños que elaboran un duelo.
Los niños afligidos pueden mostrar con su comportamiento fuertes sentimientos de ira y de miedo a la muerte, o de ser abandonados.
Los niños tienden a participar en juegos de muerte como una forma de desahogo y abordaje de las ansiedades dentro de un ambiente relativamente seguro.
A menudo, los niños juegan a la muerte como una manera de elaborar sus sentimientos y preocupaciones.
Estos juegos son habituales en los niños y les proporcionan oportunidades seguras para expresar sus sentimientos.
Estos juegos permiten que los niños puedan expresar sus sentimientos sin peligro.
Si bien los lactantes no reconocen la muerte, los sentimientos de pérdida y separación son parte del proceso de concientización de la muerte.
Los lactantes no reconocen la muerte, pero los sentimientos de pérdida y separación forman parte del desarrollo de la conciencia de la muerte.
Los niños que han sido separados de su madre y privados de los cuidados propios de la crianza tal vez presenten cambios como apatía, quietud, indiferencia a una sonrisa o un arrullo, cambios físicos (como la pérdida de peso), disminución de la actividad y falta de sueño.
Los niños separados de sus madres pueden estar inactivos y callados, pueden no responder a una sonrisa o un arrullo, pueden tener síntomas físicos (como pérdida de peso) y pueden dormir menos.
En este intervalo de edad, los niños consideran que la muerte es una especie de sueño: la persona está viva, pero de modo limitado.
Los niños de esta edad consideran que la muerte es un tipo de sueño, la persona está viva, pero solo de manera limitada.
Los niños pequeños reconocen la muerte física, pero la consideran una situación temporal o gradual, reversible y no definitiva (como irse y regresar, o como jugar a las escondidas).
Los niños pequeños saben que la muerte es física, pero piensan que no es final.
Los niños tal vez sientan que seguramente hicieron o pensaron algo malo para que un ser querido se enferme, o quizás piensen que la muerte de un ser querido ocurrió a raíz del pensamiento o el deseo personal del niño.
Por ejemplo, el niño puede pensar que sus pensamientos pueden hacer que otra persona enferme o muera.
En respuesta a la muerte, los niños menores de 5 años a menudo presentarán trastornos para comer, dormir, y en el control de esfínteres.
Los niños de menos de 5 años que están afligidos pueden tener problemas para comer, dormir, controlar la vejiga y los intestinos.
No es inusual que se despierte la curiosidad por la muerte en los niños en este intervalo de edad y hacen preguntas muy concretas acerca de lo que sucede en el cuerpo cuando deja de funcionar.
Los niños de esta edad a menudo sienten curiosidad sobre la muerte y pueden hacer preguntas sobre qué pasa con el cuerpo cuando muere.
Los varones tal vez exhiban más comportamiento agresivo y destructor (por ejemplo, mal comportamiento en la escuela); porque expresan sus sentimientos de este modo en lugar de mostrar su tristeza en forma abierta.
Los varones a menudo se vuelven más agresivos y destructivos (por ejemplo, expresar impulsos reprimidos en la escuela), en lugar de mostrar abiertamente su tristeza.
Cuando un progenitor muere, los niños sienten el abandono del progenitor fallecido y del superviviente porque el progenitor que sobrevivió a menudo está embebido en su propio duelo y es menos capaz de brindar apoyo emocional al niño.
Cuando uno de los padres muere, los niños pueden sentirse abandonados tanto por el padre que murió y el que está vivo, cuya aflicción lo torna incapaz de apoyar emocionalmente al hijo.
Cuando el niño cumple 9 años, la muerte se entiende como inevitable y ya no se considera un castigo.
Los niños de 9 años y más saben que no se puede evitar la muerte y no la consideran un castigo.
Al cumplir los 12 de edad, el niño considera la muerte como definitiva y universal.
Cuando el niño tiene 12 años, considera que la muerte es final y algo que le pasa a todos.
Problemas para alimentarse, dormir y controlar los esfínteres.
Problemas para comer, dormir y controlar la vejiga y los intestinos.
Temor al abandono.
Miedo de ser abandonado.
Por el contrario, los niños a menudo conversan con las personas que los rodean (incluso con desconocidos) como una manera de observar las reacciones y buscar indicios que los ayuden a guiar sus propias respuestas.
En contraste, los niños hablan a menudo con quienes los rodean (hasta con extraños) para ver cómo reacciona los demás y tener pistas sobre cómo responder a la pérdida.
Se considera una manera en la el niño pone a prueba la realidad y confirma la historia de la muerte.
De esta forma prueba la realidad y se asegura de que lo que le contaron sobre la muerte no cambió.
Hay tres temas prominentes en las expresiones de la aflicción de los niños que elaboran un duelo
Los niños que enfrentan una pérdida a menudo expresan estas tres preguntas
El guardar silencio acerca de la muerte (indicador de que el tema es tabú) no ayuda al niño a lidiar con la pérdida.
Hablar acerca de la muerte ayuda a los niños a aprender a enfrentar una pérdida.
Cuando se habla de la muerte con un niño, las explicaciones se deben mantener tan simples y directas como sea posible.
Al hablar con un niño acerca de la muerte, se la debe describir en forma simple.
Los niños necesitan que se les diga la verdad con detalles comprensibles para su edad y etapa de desarrollo.
Se debe decir la verdad a cada niño usando tantos detalles como sea capaz de entender.
Los niños necesitan sentir tranquilidad sobre su propia seguridad (con frecuencia les preocupa que ellos también van a morir o que el progenitor que sobrevivió desaparecerá).
A menudo, los niños se preocupan pensando que ellos también morirán o que el padre que sobrevivió lo abandonará.
A pesar de lo difícil que es iniciar una conversación con los niños, cualquier conversación sobre la muerte debe incluir las palabras apropiadas (por ejemplo, cáncer, murió o muerte).
Cuando se habla con un niño acerca de la muerte, se deben usar las palabras correctas; por ejemplo, "cáncer", "murió" y "muerte".
Nunca se deben usar eufemismos (como “se fue al más allá”, “duerme” o “lo perdimos”) porque pueden confundir a los niños y conducir a interpretaciones equivocadas.
El uso de otras palabras o frases (por ejemplo, "se fue", "está durmiendo" o "lo perdimos") puede confundir al niño y hacer que malinterprete.
Después de la muerte, los niños pueden y deben ser incluidos en la planificación de los rituales del luto y participar en ellos.
Cuando ocurre una muerte, los niños se pueden sentir mejor si se los incluye en la planificación y la asistencia a las ceremonias fúnebres.
Estos rituales ayudan a los niños a recordar a los seres queridos de la misma manera que lo hacen los adultos en proceso de duelo.
Estos acontecimientos ayudan a los niños a recordar al ser querido.
A pesar de que nunca se debe forzar los niños a estar presentes o a participar de los rituales del luto, se los debe animar a participar.
No se debe obligar a los niños a participar en estas ceremonias, sino alentarlos para que participen en ellas si se sienten cómodos haciéndolo.
Si el niño desea asistir al funeral (al sepelio o las honras fúnebres), es importante que se le explique antes todo lo que va a pasar.
Antes de que un niño atienda un entierro, un velatorio o un servicio fúnebre, se le debe explicar completamente lo que debe esperar.
Respuestas transculturales a la aflicción del duelo y el luto
Respuestas culturales a la aflicción y la pérdida
En un análisis de los resultados de varios grupos focales, cada uno integrado por personas de una cultura específica, se reveló que las experiencias individuales e interpersonales de aflicción del duelo son similares más allá de todas las fronteras culturales.
Las experiencias individuales y personales de aflicción son similares en las diferentes culturas.
Esto es verdad incluso teniendo en cuenta los diferentes rituales y tradiciones de luto, así como los comportamientos de expresión de la aflicción del duelo experimentadas por los participantes.
Esto resultó ser cierto, aunque las diferentes culturas tienen distintas ceremonias y tradiciones de guardar luto para expresar la aflicción.
Ayudar a una familia a confrontar la muerte de un ser querido incluye mostrar respeto por la herencia cultural de la familia y apoyarlos en su decisión de cómo conmemorar la muerte.
Ayudar a los familiares que se enfrentan con la muerte de un ser querido incluye el respeto que se debe mostrar por la cultura familiar y las maneras en que estas personas honran a los muertos.
¿Hay ciertos tipos de muerte que conllevan un estigma (por ejemplo, el suicidio) o hay ciertos tipos de muerte que son especialmente traumáticas para el grupo cultural (por ejemplo, la muerte de un niño)?
¿Hay ciertos tipos de muerte menos aceptables (por ejemplo, un suicidio) o hay ciertos tipos de muerte especialmente difíciles para esa cultura (por ejemplo, la muerte de un niño)?
La muerte, la aflicción del duelo y el luto son aspectos universales y naturales del proceso de vida.
La muerte, la aflicción y el luto son situaciones normales de la vida.
La recomendación del investigador fue que la apendicectomía sola basta para tratar los tumores carcinoides de apéndice.
La cirugía para extirpar el tumor es el único tratamiento necesario para los tumores carcinoides de apéndice.
Los tumores carcinoides no apendiculares tienden a ser más grandes, de grado más alto o metastásicos.
Los tumores carcinoides gastrointestinales que no están en el apéndice por lo general son más grandes o se diseminaron a otras partes del cuerpo en el momento del diagnóstico y no responden bien a la quimioterapia.
El sulfato de hidracina es una sustancia química que se ha estudiado para el tratamiento del cáncer y la emaciación (es decir, caquexia) relacionada con esta enfermedad.
El sulfato de hidracina es un compuesto que se ha estudiado para tratar el cáncer así como para la anorexia (pérdida del apetito) y caquexia (pérdida de masa muscular y peso) relacionadas con el cáncer.
Se afirmó que el sulfato de hidracina limita la capacidad de los tumores para obtener glucosa, un tipo de azúcar que utilizan las células para producir energía.
Es posible que el sulfato de hidracina impida que un tumor absorba la glucosa, un tipo de azúcar que las células tumorales necesitan para crecer.
En los ensayos clínicos aleatorizados de sulfato de hidracina no se ha observado actividad anticancerígena
En ensayos clínicos con distribución al azar (un tipo de estudio de investigación) el sulfato de hidracina no logró achicar los tumores o hacerlos desaparecer.
Algunas empresas comercializan el sulfato de hidracina como un suplemento alimentario/nutricéutico en los Estados Unidos.
El sulfato de hidracina se vende como suplemento alimentario en los Estados Unidos.
La FDA no ha aprobado el uso del sulfato de hidracina como un tratamiento contra el cáncer fuera del entorno de los ensayos clínicos.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos no ha aprobado el uso de sulfato de hidracina para tratar el cáncer, excepto en ensayos clínicos.
Más de 400 análogos (compuestos relacionados) de la hidracina se han examinado por su capacidad para destruir tumores.
Más de 400 compuestos relacionados con la hidracina se han sometido a pruebas a fin de evaluar su capacidad para destruir células cancerosas.
La procarbazina exhibió actividad anticancerígena en pacientes de enfermedad de Hodgkin, melanoma y carcinoma de pulmón; a la larga, se utilizó en varios regímenes de terapia de primera línea en la década de 1960.
Uno de estos compuestos, la procarbazina, se ha usado para tratar la enfermedad de Hodgkin, el melanoma y el cáncer de pulmón desde la década de 1960.
A partir del éxito inicial de la procarbazina, el sulfato de hidracina, que tiene una estructura química similar, se investigó como tratamiento contra el cáncer a comienzo de la década de 1970.
En vista de la actividad contra el cáncer de la procarbazina, el sulfato de hidracina (un compuesto similar a la procarbazina) se estudió por su eficacia para combatir el cáncer al principio de la década de 1970.
Además de sus usos medicinales, los compuestos de hidracina se emplean en el sector industrial y agricultural como componentes de los combustibles para cohetes, herbicidas y antioxidantes en el agua de calderas y torres de refrigeración.
Los compuestos de hidracina también se emplean para elaborar combustible para cohetes, se usan como herbicidas (sustancias químicas que destruyen plantas) y sustancias químicas que se agregan al agua de los sistemas de calderas y torres refrigerantes.
Se plantearon dos mecanismos de acción del sulfato de hidracina para explicar el posible efecto antitumoral y sus propiedades anticaquéxicas.
Hay dos teorías que tratan de explicar el mecanismo de acción del sulfato de hidracina para combatir el cáncer y la caquexia:
El segundo mecanismo de acción propuesto es que el sulfato de hidracina inhibe la actividad del factor de necrosis tumoral (FNT)-α.
Al parecer, el sulfato de hidracina bloquea el factor de necrosis tumoral alfa (FNT-alfa).
Estos resultados parecen contradecir el uso propuesto del sulfato de hidracina como anticaquéxico.
Este resultado no permite sustentar el uso propuesto del sulfato de hidracina para tratar la caquexia causada por el cáncer.
El sulfato de hidracina se estudió de manera extensa en pacientes de cáncer en estadio avanzado.
Se han realizado muchos estudios de sulfato de hidracina en pacientes con cáncer avanzado.
Por consiguiente, es difícil atribuir cualquiera de los resultados positivos al tratamiento con sulfato de hidracina.
Por lo tanto, no se sabe si la causa de los resultados fue el sulfato de hidracina, uno de los tratamientos estándar o ambos.
Los efectos secundarios relacionados con el uso del sulfato de hidracina son en su mayoría de tipo gastrointestinal y neurológico.
La mayoría de los efectos secundarios causados por el sulfato de hidracina afectan el sistema nervioso y el tubo gastrointestinal.
La mayoría de los efectos secundarios notificados se resolvieron al suspender el tratamiento.
Se notificó que la mayor parte de los efectos secundarios desaparecen al suspender el tratamiento con sulfato de hidracina.
En casos que duran muchos años, a veces aparecen lesiones sistémicas a lo largo del tubo digestivo, en los ganglios linfáticos y en otros órganos.
Con el tiempo, las lesiones se pueden formar en otras partes del cuerpo, como el estómago, los intestinos o los ganglios linfáticos.
La introducción de la terapia antirretrovírica de gran actividad (TARGA) retrasa o evita que surjan cepas de VIH resistentes a los fármacos y disminuye profundamente la carga viral, lo que conduce a una supervivencia más larga y reduce el riesgo de infecciones oportunistas.
La terapia antirretrovírica de gran actividad (TARGA) es una combinación de varios medicamentos que se utiliza para reducir el daño que la infección con el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) causa al sistema inmunitario.
Los signos y síntomas de la afección hiperparatiroidea relacionados con el cáncer de paratiroides que se pueden encontrar en el momento del diagnóstico incluyen los siguientes:
Otros signos y síntomas del cáncer de paratiroides son los siguientes: